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10 marzo 2014

[Restaurante] Hostal del Guiu

Acertar un restaurante cuando vas a la aventura no es siempre posible. A veces, la suerte te acompaña y te muestra un sitio donde no te importarí pa volver en otra ocasión. Así que si de subida a las antiguas pistas de esquí de Rasos de Peguera al ladito de Berga ves un sitio en un enclave envidiable y con pinta de solera, te preguntas: ¿A la bajada de visitar la nieve con los peques, nos paramos aquí a comer? Así, sin reserva. A lo comando y con lo puesto.

Pues la suerte esta vez nos sonrió, porque de subida, entre curvas está este pequeño establecimiento, el Hostal del Guiu, al pié de un curioso riachuelo. De entrada se ve algo viejo, con decoración recargada, pero a nosotros nos importaba poco si al final acababas comiendo bien y a un precio razonable.

Al llegar bastante pronto, sobre la una, no hubo problemas para poder tener mesa sin haber hecho reserva. Así que el propietario, Gregori, nos sentó cerca de la chimenea donde lucia sobre ella una colección de trabucos y pistolas antiguas.

Lo teníamos claro: menú. Así que el propietario, un tipo sencillo y con un buen sentido del humor, nos cantó los platos que no estaban en la carta. Tres platos con postre y bebidas de la casa por unos 15€. No tenía mala pinta. Las elecciones fueron fáciles: escudelles, entremeses de primero, macarrones y canelones de segundo y por último pollos al horno, costillitas de conejo rebozadas (!) y carrilleras de cerdo al horno. 

Las raciones eran razonables teniendo en cuenta que eran tres platos. Pero pasemos a la crítica de los mismos. De los entrantes destacó la escudella, una sopa densa y sabrosa con sus galets y con una sorpresa al fondo del plato: la esperada pilota (jugosa y ligeramente picante, como a mi me gusta).

Los segundos fallaron en los canelones, que no nos gustaron, más bien normalitos. Pero los macarrones nos sorprendieron, tenían un punto curioso, algún ingrediente especial y desconocido para nosotros, los peques los devoraron tan rápido como los mayores.

Por último, el plato estrella en mi opinión fueron las costillitas de conejo. Curioso, elaborado y sorprendente. Un trabajo arduo de preparación y de degustar. 

Los postres fueron un buen remate final. Los helados no eran una triste bola, sino una copa con diversos sabores y algo de nata. La crema catalana hecha por ellos era auténtica crema catalana, no esas pseudo-natillas con azúcar quemado encima. Para los golosos toda una delicia.

Al final, buenas sensaciones. Una comida muy correcta, con algunos platos excelentes, y todo por un muy buen precio. Servido con gracía y buen sentido del humor. Así que si volvemos por la zona para ir a la nieve de Rasos o de visita al Santuari de Queralt, muy probablemente, visitaremos el Hostal del Guiu.









Hostal del Guiu
Carretera de Queralt, km. 1
08600 Berga

http://hostaldelguiu.wordpress.com/
Reservas: 938210315