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11 julio 2014

[Hotel] Parador de Vic-Sau

Visitar Paradores es una afición que mantenemos con mi pareja desde hace tiempo. Eso de alojarte en un antiguo castillo, convento o en algún lugar espectacular siempre nos ha cautivado. Y si disponemos de la oportunidad de realizar una escapada a alguno, no lo dudamos. Han caído ya noches en La Gomera, La Palma, Artíes, Tortosa, Alcañiz, Aiguablava, Gijon... Y esta vez le tocaba al Parador de Vic-Sau, dado que la oferta que nos ofrecían no nos permitía ir al de Cardona, que nos apetecía mucho poder visitar algún día, pero ir al paraje del Parc Natural de les Guilleries nos parecía atractivo.

Teníamos reservado un fin de semana completo de viernes a domingo, así que por la tarde del viernes nos dirigimos hacía Vic, tomamos la carretera de Tavèrnoles hacia el Parador. A pocos kilómetros, la carretera se sumerge en un bosque de encinas muy denso, donde los olores del sotobosque invitaban a dar un paseo bajo sus copas. Esos momentos que aflojas la marcha para poder bajar las ventanillas del coche y disfrutar del aire que te rodea, sin filtros ni modificaciones de temperatura. A lejos, se distingue el Parador, en medio de todo ese bonito paisaje y por un lado sientes tristeza por esa mancha que la mano humana ha dejado en ese espacio, pero al ser el único elemento antrópico en toda la vista, sabes que el enclave donde se decidió construir este hotel no ha sido elegido de forma aleatoria. Las vistas desde allí prometen ser espectaculares.

Puesta de Sol desde el Parador de Vic-Sau Y no defraudan. Desde los jardines, el restaurante y bar y desde la mayoría de sus habitaciones se puede disfrutar de un paisaje único, una vista completa del pantano con el campanario de la iglesia de uno de los famosos pueblos hundidos en los pantanos construidos en España, Sant Romà de Sau. En estas fechas, el pantano estaba prácticamente lleno, mostrando solo la parte superior del tejado del campanario. También se pueden ver los edificios administrativos de la represa en el margen izquierdo del pantano.

A nuestra llegada, por la tarde-noche, decidimos no deshacer el camino para ir a cenar algo, y nos quedamos en el mismo Parador. Con la idea de tener una cena sencilla pero buena, nos decantamos por un plato único más postre (para no irnos a "reventar" a dormir). El servicio estuvo muy atento con nuestra niñas y con nosotros. Pero pasemos a la comida: De la carne que yo pedí (un surtido de carnes ibéricas: secreto, presa y solomillo), únicamente una de las piezas estaba correctamente preparada, jugosa y sabrosa (lo que se espera de una de las mágicas partes del cerdo), el resto duras, resecas, ... aquella carne que se hace una bola como te descuides. Los postres fueron de lo mejor de la cena, así que el sabor de boca no quedó amargo en su totalidad por ellos. Pero esto era el preludio de lo que nos esperaba en el desayuno.

Si somos fans de los Paradores es, en parte, por dónde te alojas y, en parte, por lo que puedes comer (sea comida o cena o desayuno). Si alguna de las piezas no encaja, no se justifica para nada el "sobreprecio" de esta cadena de alojamientos, de las que esperas una calidad muy alta (hablamos de un hotel de clasificación 4 estrellas). Pues el Parador de Vic-Sau flojea en el buffet del desayuno, tiene sus cosillas, pero me faltaron más platos preparados, la inexistencia de vino, ... y que decir del servicio. Pésimo. La jefa de sala de desayunos es de las personas menos profesionales y con menos ganas de hacer su trabajo en el sector hostelero con el que me he tropezado en mi vida. Un día "malo" lo puede tener cualquiera, pero dos seguidos, es que algo falla.

Todo esto viene a cuento de que la siguiente noche teníamos reserva en uno de los restaurante más famosos de la zona, el Fussimanya. Este local se halla a menos de 5 minutos en coche del Parador, y fue una delicia en trato, en calidad y cantidad de la comida y su precio. Cenamos infinitamente mejor allí por menos dinero. Contradicciones de la vida. Obviamente, me encantaría dedicarle un post a este singular restaurante de la zona. Así que cuando pueda me pondré manos a la obra, o quizás me espere a la orgía gastronómica que estamos planeando con unos amigos en este singular lugar.

Así que nuestra recomendación es la siguiente: el Parador de Vic-Sau es un excelente sitio donde alojarse, disfrutar del paisaje, de su piscina en verano, de las excursiones que se pueden realizar desde allí (al monasterio de Sant Pere de Casserres, al embarcadero del pantano de Sau, a la represa, ...). Pero únicamente por las pernoctaciones: desayunos, comidas y cenas mejor hacerlas fuera, especialmente las comidas y cenas en el Fussimanya.