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10 abril 2015

[Enoturismo] Celler La Vinyeta

Llevo varios años persiguiendo esta bodega de la D.O. Empordà. No es que no se "dejen" visitar, porque por actividades y propuestas, el Celler La Vinyeta siempre dispone de una oferta amplia: desayunos, cenas, alojamiento rural, actividades gastronómicas, paseos en bicicleta entre viñedos, cursos de cata, talleres de cocina, actividades para los peques de la familia (mientras los padres empinan el codo)...



El problema hemos sido nosotros. Agenda. Esa vida social que nos engulle como una ameba, sin piedad y sin contemplaciones. Pero esta vez el sentido común se impuso, el buen tiempo para Semana Santa y una actividad para peques con huevos de Pascua y juegos de madera de toda la vida nos convenció ir hasta casi la frontera con Francia.

Así que tomamos cartas en el asunto haciendo una reserva de un par de noches en sus apartamentos en medio de los viñedos, con la idea de relajarnos, disfrutar la estancia, catar sus vinos y pasar un buen rato con nuestras peques y las propuestas de juegos.

¿Objetivo conseguido?

Yo diría que sí, todo se ha cumplido, aunque me hubiera podido gustar hacer una visita más personal a la bodega con Ramón y Marta (los propietarios). Pero las circunstancias mandan, y encontrarse un número alto de personas en las visita es lo que tiene al elegir fechas tan concurridas como Semana Santa y por el excelente trabajo que hacen sus propietarios para fomentar sus actividades. No se les puede pedir mucho más.

Pero vayamos por partes.

El alojamiento

Nos encantó. Llegas a la bodega a pié de viñedos, te das cuenta de la ubicación de los apartamentos y lo sabes.  Solo entrar ya te haces una idea de que veras ponerse el sol y desayunaras de cara a los viñedos. 


La orientación de la terraza frente a la entrada de los apartamentos es al sur, invitándote a sentarte, con copa de vino en mano, a disfrutar de ese paisaje. 

No me puedo imaginar cómo ha de ser en pleno festival de crecimiento vegetativo en mayo o junio. Una delicia con los viñedos verdes. O en el otoño, tras la vendimia, cuando los colores ocres manchan las hojas de las viñas.

En el interior, un lujo. Salon-comedor con cocina office totalmente equipada, dos habitaciones dobles inmensas y un baño. Todo decorado con buen gusto minimalista, con cuadros de Víctor Pedra (tío de Marta).

Para rematar, y para los que tengáis en mente una buena ensalada, el aceite y el vinagre estan elaborados por ellos: Fosc* y Oju*!

Y en la cocina, un regalo de parte de los propietarios sorprendente, un Vi de Pedra (no uno de La Vinyeta): una botella de La Musa, dos copas y un sacacorchos de doble recorrido. 

Mejor bienvenida es imposible.

Así que nos fuimos a dormir... No sin antes disfrutar de la puesta de sol a l'Empordà con lo que me había sobrado del rosado del mediodía tras pasar por La Fosca (Palamós) a comer un arroz en el Hostal "La Fosca". El vino en cuestión era un Amat Rosat de las bodegas Trobat (DO Empordà). Muy correcto, buena relación calidad-precio.


Más tarde le hinque el diente al "regalito". La Musa. Interesante propuesta, me gustará ir viendo su evolución año tras año. Ya está en la lista de "deseados". ¿Alguien por ahí me regala otra botella?

Primer día

Por la mañana, un desayuno a base de embutidos elaborados por la familia de Ramón nos pone las pilas para prepararnos para la dura jornada de actividades con los peques, conocer más cómo se elaboran los vinos en La Vinyeta y poder catar algunos de ellos.



Las actividades de los peques

Los peques disfrutaron de la búsqueda de huevos de Pascua en los olivares centenarios (l'olivar fosc) de los que obtienen las olivas de la variedad Argudell, autóctona, para elaborar su aceite Fosc*.

Y ya no os cuento las alegrías que se dieron al poder pintarlos y, posteriormente, poder jugar con los juegos de madera antiguos de Fefe i Companyia.

Una mañana completa.

Las actividades de los no tan peques

La excusa de ir a buscar huevos de Pascua, nos permite hacer un paseo entre los viñedos de camino al olivar centenario. Esta época es un momento mágico, cuando las vides empiezan a sacar los primeros brotes de las secas cepas tras el invierno.

No es nada desdeñable la superficie plantada que dispone la finca de La Vinyeta y tampoco la cantidad de variedades que han decidido mimar para poder elaborar sus vinos. Si no recuerdo mal, se trata de unas 60 Ha en total, más los viñedos viejos que alquilan a payeses de la zona para poder hacer cosas especiales, como los Microvins.

Una vez pasada la zona de cría de las gallinas (sí, también tienen gallinas ponedoras de las que obtienen unos huevos frescos muy ricos), y llegados al olivar, nos invitan a degustar algunos de sus vinos.

Los elegidos para esta visita fueron: la familia Heus* y la familia Llavors*, destacando el Llavors* Blanc (la novedad de este año).

Yo me decanté por lo que no había probado aún de ellos: el rosado de Heus* y la novedad del año. Ambos me gustaron, especialmente el Llavors* blanc (sino recuerdo mal es un coupage de Macabeu i Xarel·lo con dos meses de barrica). El Heus* Rosat me hizo olvidar con rapidez el Amat de la noche anterior... 

Decidido: dos botellas de cada a la saca. Más alguna botella de punt i apart* (la joya de la corona), si es que alguien había dejado alguna (se agotan muy rápido... por algo será).

Por el camino también cayó un Sols*, la garnacha dulce que, con unos buñuelos de crema comprados en el Café del Castell de Perelada, fueron el remate final de un día magnífico.

Despedidas

Al final uno tiene que irse de estos sitios mágicos. Se ha de volver a la realidad. Pero no me fuí con las manos vacías: un magnum y dos botellas más, y completé la caja.

La pena fue no poder catar los "especiales": ni Microvins, ni el Mig Mig. 

Culpa mía quizás por no preguntar... pero es la excusa perfecta para subir de nuevo a descansar entre viñedos y seguir disfrutando del bonito paisaje de l'Empordà i de los frutos de su tierra de la mano de Ramón y Marta, que se lo curran... y mucho.

¿Una cena bajo las estrellas en verano? Muy tentador.

11 julio 2014

[Hotel] Parador de Vic-Sau

Visitar Paradores es una afición que mantenemos con mi pareja desde hace tiempo. Eso de alojarte en un antiguo castillo, convento o en algún lugar espectacular siempre nos ha cautivado. Y si disponemos de la oportunidad de realizar una escapada a alguno, no lo dudamos. Han caído ya noches en La Gomera, La Palma, Artíes, Tortosa, Alcañiz, Aiguablava, Gijon... Y esta vez le tocaba al Parador de Vic-Sau, dado que la oferta que nos ofrecían no nos permitía ir al de Cardona, que nos apetecía mucho poder visitar algún día, pero ir al paraje del Parc Natural de les Guilleries nos parecía atractivo.

Teníamos reservado un fin de semana completo de viernes a domingo, así que por la tarde del viernes nos dirigimos hacía Vic, tomamos la carretera de Tavèrnoles hacia el Parador. A pocos kilómetros, la carretera se sumerge en un bosque de encinas muy denso, donde los olores del sotobosque invitaban a dar un paseo bajo sus copas. Esos momentos que aflojas la marcha para poder bajar las ventanillas del coche y disfrutar del aire que te rodea, sin filtros ni modificaciones de temperatura. A lejos, se distingue el Parador, en medio de todo ese bonito paisaje y por un lado sientes tristeza por esa mancha que la mano humana ha dejado en ese espacio, pero al ser el único elemento antrópico en toda la vista, sabes que el enclave donde se decidió construir este hotel no ha sido elegido de forma aleatoria. Las vistas desde allí prometen ser espectaculares.

Puesta de Sol desde el Parador de Vic-Sau Y no defraudan. Desde los jardines, el restaurante y bar y desde la mayoría de sus habitaciones se puede disfrutar de un paisaje único, una vista completa del pantano con el campanario de la iglesia de uno de los famosos pueblos hundidos en los pantanos construidos en España, Sant Romà de Sau. En estas fechas, el pantano estaba prácticamente lleno, mostrando solo la parte superior del tejado del campanario. También se pueden ver los edificios administrativos de la represa en el margen izquierdo del pantano.

A nuestra llegada, por la tarde-noche, decidimos no deshacer el camino para ir a cenar algo, y nos quedamos en el mismo Parador. Con la idea de tener una cena sencilla pero buena, nos decantamos por un plato único más postre (para no irnos a "reventar" a dormir). El servicio estuvo muy atento con nuestra niñas y con nosotros. Pero pasemos a la comida: De la carne que yo pedí (un surtido de carnes ibéricas: secreto, presa y solomillo), únicamente una de las piezas estaba correctamente preparada, jugosa y sabrosa (lo que se espera de una de las mágicas partes del cerdo), el resto duras, resecas, ... aquella carne que se hace una bola como te descuides. Los postres fueron de lo mejor de la cena, así que el sabor de boca no quedó amargo en su totalidad por ellos. Pero esto era el preludio de lo que nos esperaba en el desayuno.

Si somos fans de los Paradores es, en parte, por dónde te alojas y, en parte, por lo que puedes comer (sea comida o cena o desayuno). Si alguna de las piezas no encaja, no se justifica para nada el "sobreprecio" de esta cadena de alojamientos, de las que esperas una calidad muy alta (hablamos de un hotel de clasificación 4 estrellas). Pues el Parador de Vic-Sau flojea en el buffet del desayuno, tiene sus cosillas, pero me faltaron más platos preparados, la inexistencia de vino, ... y que decir del servicio. Pésimo. La jefa de sala de desayunos es de las personas menos profesionales y con menos ganas de hacer su trabajo en el sector hostelero con el que me he tropezado en mi vida. Un día "malo" lo puede tener cualquiera, pero dos seguidos, es que algo falla.

Todo esto viene a cuento de que la siguiente noche teníamos reserva en uno de los restaurante más famosos de la zona, el Fussimanya. Este local se halla a menos de 5 minutos en coche del Parador, y fue una delicia en trato, en calidad y cantidad de la comida y su precio. Cenamos infinitamente mejor allí por menos dinero. Contradicciones de la vida. Obviamente, me encantaría dedicarle un post a este singular restaurante de la zona. Así que cuando pueda me pondré manos a la obra, o quizás me espere a la orgía gastronómica que estamos planeando con unos amigos en este singular lugar.

Así que nuestra recomendación es la siguiente: el Parador de Vic-Sau es un excelente sitio donde alojarse, disfrutar del paisaje, de su piscina en verano, de las excursiones que se pueden realizar desde allí (al monasterio de Sant Pere de Casserres, al embarcadero del pantano de Sau, a la represa, ...). Pero únicamente por las pernoctaciones: desayunos, comidas y cenas mejor hacerlas fuera, especialmente las comidas y cenas en el Fussimanya.

10 marzo 2014

[Restaurante] Hostal del Guiu

Acertar un restaurante cuando vas a la aventura no es siempre posible. A veces, la suerte te acompaña y te muestra un sitio donde no te importarí pa volver en otra ocasión. Así que si de subida a las antiguas pistas de esquí de Rasos de Peguera al ladito de Berga ves un sitio en un enclave envidiable y con pinta de solera, te preguntas: ¿A la bajada de visitar la nieve con los peques, nos paramos aquí a comer? Así, sin reserva. A lo comando y con lo puesto.

Pues la suerte esta vez nos sonrió, porque de subida, entre curvas está este pequeño establecimiento, el Hostal del Guiu, al pié de un curioso riachuelo. De entrada se ve algo viejo, con decoración recargada, pero a nosotros nos importaba poco si al final acababas comiendo bien y a un precio razonable.

Al llegar bastante pronto, sobre la una, no hubo problemas para poder tener mesa sin haber hecho reserva. Así que el propietario, Gregori, nos sentó cerca de la chimenea donde lucia sobre ella una colección de trabucos y pistolas antiguas.

Lo teníamos claro: menú. Así que el propietario, un tipo sencillo y con un buen sentido del humor, nos cantó los platos que no estaban en la carta. Tres platos con postre y bebidas de la casa por unos 15€. No tenía mala pinta. Las elecciones fueron fáciles: escudelles, entremeses de primero, macarrones y canelones de segundo y por último pollos al horno, costillitas de conejo rebozadas (!) y carrilleras de cerdo al horno. 

Las raciones eran razonables teniendo en cuenta que eran tres platos. Pero pasemos a la crítica de los mismos. De los entrantes destacó la escudella, una sopa densa y sabrosa con sus galets y con una sorpresa al fondo del plato: la esperada pilota (jugosa y ligeramente picante, como a mi me gusta).

Los segundos fallaron en los canelones, que no nos gustaron, más bien normalitos. Pero los macarrones nos sorprendieron, tenían un punto curioso, algún ingrediente especial y desconocido para nosotros, los peques los devoraron tan rápido como los mayores.

Por último, el plato estrella en mi opinión fueron las costillitas de conejo. Curioso, elaborado y sorprendente. Un trabajo arduo de preparación y de degustar. 

Los postres fueron un buen remate final. Los helados no eran una triste bola, sino una copa con diversos sabores y algo de nata. La crema catalana hecha por ellos era auténtica crema catalana, no esas pseudo-natillas con azúcar quemado encima. Para los golosos toda una delicia.

Al final, buenas sensaciones. Una comida muy correcta, con algunos platos excelentes, y todo por un muy buen precio. Servido con gracía y buen sentido del humor. Así que si volvemos por la zona para ir a la nieve de Rasos o de visita al Santuari de Queralt, muy probablemente, visitaremos el Hostal del Guiu.









Hostal del Guiu
Carretera de Queralt, km. 1
08600 Berga

http://hostaldelguiu.wordpress.com/
Reservas: 938210315



15 febrero 2014

[Vino] Nuevas incorporaciones a la lista de cata

Nuevas incoporaciones a la lista de vinos catados:
  • Laurona 2006 - DO Montsant 
  • AAlto PS 1999 - DO Ribera del Duero 
  • Les Sorts Vinyers Velles 2007 - DO Montsant 
  • Ctònia 2011 - DO Emporda
Variedad de precios, con una excepción a la norma de vinos en tiempo de crisis pero con la excusa, esta vez, de que se compró hace tiempo a un precio de locura, y mereció la pena agotar la segunda botella de ese vinazo.



Los detalles de la lista la podéis visitar aquí:
http://actosprimarios.blogspot.com.es/p/los-vinos-catados.html#new